miércoles, 24 de marzo de 2010

El Costo Real de la Carne

Podríamos pensar que el costo de la carne es lo que vemos marcado, el precio del paquete del supermercado, o los pesos por kilo que pagamos en el mercado o en la carnicería. Desafortunadamente esto es nada más una parte del costo real de cada kilo de carne que consumimos. Tenemos que ver el impacto ambiental de la carne y las consecuencias negativas que tiene en la salud de los seres humanos y no estoy hablando nada más de las hormonas y los antibióticos que usan en la producción de carne.

Brasil es el exportador de carne de res más grande del mundo. Mucha de esa carne se exporta como carne natural, carne de libre pastoreo. Suena muy bien, y yo estaría feliz de tener la opción de comprar carne de esa calidad. Me imagino vacas felices, carne limpia, una producción en armonía con la naturaleza. Desafortunadamente esta imagen no se acerca a la realidad. Si vemos las vacas en dichos ranchos, si podemos pensar que la imagen que les describí fuera realidad, espacios enormes para las vacas, el pasto más verde que han visto, una imagen realmente bella, pero si investigamos un poco más al fondo vemos una realidad muy triste.

Para lograr este pastoreo libre, primero se talan los bosques tropicales, y queman lo que queda para aplanar y dejar espacio para sembrar y para el pastoreo. Esto es uno de los problemas más graves en la lucha contra el cambio climático. Estamos destruyendo los pulmones de la tierra, la selva que nos limpia el aire y combate la contaminación, la selva cuando se convierte en tierras agrarias en vez de limpiar empiezan a soltar gas metano que contamina el medioambiente. Los dueños de la tierra en Brasil por ley tienen que conservar el 80% de los arboles, pero esto no funciona en realidad, demasiado seguido cortan todos los arboles para poder sembrar soya o caña de azúcar, (otras industrias muy importantes en Brasil) o para pastoreo de las vacas. Ven un ingreso rápido, y para darles de comer a sus hijos piensan en corto plazo, no en el impacto ambiental que esto puede tener. No basta con la tala, para que pueda crecer el pasto en estas tierras usan un químico llamado 2, 4D. Este químico mata todas las plantas excepto el pasto, y por supuesto esto lo absorbe la carne. Sale con los excrementos de la vaca tan concentrado que no se puede usar para abonar – porque mata todo menos el pasto. Aparte de este químico se usan muchos otros tipos que están prohibidos en Europa y muchos otros países, químicos que se absorben por la piel, químicos de los que se sospecha, dan cáncer, que afecta la fertilidad y que causa enfermedades pulmonares. Químicos muy tóxicos que no nada más afecta la salud de las personas que trabajan con ellos, también afecta la salud de la tierra. Aparte de la triste realidad de que puede tener hasta consecuencias fatales en los que trabajan estos químicos, nos afecta la salud a los consumidores de carne. Y eso que es una carne que se vende como carne natural, ¿cómo será lo demás?

Esto es una realidad de la carne brasileña, pero no es el único país del mundo que usa químicos tóxicos en la producción de comida. Tenemos que investigar más a fondo, que estamos comiendo realmente. Que productos están permitidos en México, porque aunque esto se trata de la carne brasileña, también en otros países se usan químicos, hormonas, antibióticos y más para una producción más “eficiente”. No podemos culpar a los ganaderos solamente, tenemos que tomar responsabilidad por lo que consumimos. Por otra parte, si supiéramos todo lo que contiene la comida, seriamos más exigentes. Necesitamos una legislación que obligue a una transparencia mayor en el sector alimenticio. Yo quiero estar segura de lo que estoy comiendo. Tenemos el derecho de poder comer comida real, comida limpia y segura. ¡Tenemos el derecho de escoger! Seguramente (y ni siquiera es seguro) una carne libre de hormonas, libre de toxinas cuesta más en pesos que una carne contaminada, pero no podemos olvidar el costo real, ¿qué precio estamos dispuestos a pagar?

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